En muchas actividades laborales, el uso de mascarillas o respiradores forma parte de la rutina diaria. Sin embargo, lo que parece una medida simple puede perder efectividad si no se aplica correctamente.
Una mascarilla mal ajustada, elegida sin criterios técnicos o utilizada sin capacitación puede dejar pasar partículas invisibles que, con el tiempo, afectan silenciosamente la salud del trabajador.
Las enfermedades respiratorias de origen ocupacional continúan siendo una de las principales causas de incapacidad laboral en América Latina.
Según la Asociación Latinoamericana del Tórax (ALAT), entre el 10 % y 20 % de los casos de asma en adultos se relacionan con la exposición en el trabajo, y cerca del 15 % de los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) también tienen un componente ocupacional.
Esta enfermedad, caracterizada por la dificultad para respirar y la pérdida progresiva de capacidad pulmonar, suele desarrollarse tras años de exposición continua a polvos, humos o vapores sin protección respiratoria adecuada.

En el Perú, estudios en distintos sectores productivos confirman esta tendencia. En una empresa de saneamiento, por ejemplo, se registró que el 13,4 % de los trabajadores presentaba patologías broncopulmonares, mientras que en minería las enfermedades respiratorias siguen siendo parte relevante del panorama ocupacional.
El riesgo respiratorio no siempre está asociado a la ausencia de equipos, sino al uso incorrecto o la falta de control sobre su eficacia.
Un respirador que no se ajusta correctamente al rostro no ofrece la protección esperada y, con el tiempo, puede provocar daños irreversibles.

Por ello, las empresas deben garantizar que cada trabajador que use un respirador pase por una prueba de ajuste cuantitativa (Fit Test).
Este procedimiento, realizado con instrumentos especializados, mide con precisión el grado de sellado del respirador, asegurando que no existan fugas ni filtraciones de aire.
Es un método objetivo, trazable y alineado con los estándares internacionales de protección respiratoria.
Incorporar el Fit Test dentro del programa de protección respiratoria fortalece la prevención y demuestra compromiso con la salud de los trabajadores.
Cuidar la respiración es una inversión silenciosa, pero esencial: protege la vida laboral y garantiza entornos más seguros para todos.
💡 La prevención también se respira. Una mascarilla bien ajustada hoy puede evitar una enfermedad mañana.

