En las últimas semanas, diversas empresas han recibido nuevas notificaciones de SUNAFIL solicitando evidencias sobre su cumplimiento en Seguridad y Salud en el Trabajo (SST).
Estas fiscalizaciones forman parte de una estrategia nacional que busca reforzar el cumplimiento preventivo en todos los sectores productivos.
El requerimiento de documentación específica —relacionada con la identificación de peligros, la evaluación de riesgos o la participación de los trabajadores— ha puesto nuevamente sobre la mesa un punto clave: muchas organizaciones aún gestionan la seguridad de manera reactiva.
Elaborar documentos solo cuando llega una carta puede resolver una obligación inmediata, pero deja expuesta la necesidad de contar con una estructura sólida que asegure continuidad y trazabilidad.

Un Sistema de Gestión SST bien implementado no solo facilita la respuesta ante una fiscalización; también permite que cada acción preventiva tenga respaldo, registro y seguimiento.
Esto se traduce en estabilidad operativa, cumplimiento legal sostenido y, sobre todo, en protección real para quienes forman parte de la empresa.

La seguridad y la salud en el trabajo no deberían gestionarse desde la urgencia, sino desde la planificación.
Cumplir con la norma es importante, pero cumplir con las personas es esencial.
Ambos objetivos se logran cuando la prevención se convierte en parte natural de la gestión diaria.
Las fiscalizaciones pasan, pero la prevención se queda. Un sistema sólido no solo responde, también protege.

